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Cómo superar tus creencias limitantes.
¿Sabéis ese hombre que anda desnudo por las calles de Granada?
Es un ejemplo de una persona que no tiene ninguna creencia limitante sobre ir desnudo por la calle, casi seguro (yo seguro) que tú o yo si las tenemos.
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Ese tipo de creencias limitantes nos limita a hacer ese tipo de actos, que al fin y al cabo no es algo que a mí personalmente me motive a salir de mi zona de confort.
Nuestras creencias pueden poner límites saludables a un comportamiento cuestionable como el de ir desnudo por las calles de tu ciudad. Pero las creencias limitantes también nos impiden lo que queremos en la vida.
Hay una historia sobre un elefante que seguro alguno de vosotros habréis escuchado alguna vez y que viene como anillo al dedo para ponernos en contexto.
Es una vieja historia de Jorge Bucay, cuenta la historia sobre un elefante bebé que está atado a un poste de la cerca. Mientras el bebé elefante tira y tira, no logra romper la cerca ni romper la cuerda. Finalmente, se rinde y hace las paces con su destino y crece con la creencia de que nunca podrá liberarse del palo.
Aunque el elefante crece y se convierte en un elefante adulto con una gran fuerza, con patas gigantescas y colmillos enormes con los que de un solo golpe podría derribar el poste y liberarse, ha crecido con la creencia de que jamás podrá liberarse y por tanto ni siquiera intentara liberarse.

Así mismo, como a este elefante, tus creencias limitantes hacen que tu vida llegue a estancarse y que pienses que no puedes conseguir ciertas cosas y que te odies a ti mismo por no creerte suficiente.
¿Qué son las creencias limitantes?
Las creencias limitantes son creencias falsas que nos impiden perseguir nuestras metas y deseos.
Las creencias limitantes pueden impedirte hacer cosas importantes, como solicitar el trabajo de tus sueños o encontrar la relación que deseas (o dejar la que no deseas).
También pueden evitar que hagas cosas sin importancia, como saltar en paracaídas en ropa interior o pasearte desnudo por tu ciudad.
Nuestras creencias ponen límites a lo que percibimos como un comportamiento razonable. Mi creencia de que robar está mal me limita por ejemplo a robar un coche que me gusta y que acabo de ver.
Esta creencia limitante es buena tenerla. Por tanto, podemos decir que no todas las creencias limitantes son negativas. De hecho, necesitamos algunas creencias limitantes para, ya sabes, limitarnos a hacer gilipolleces y tonterías.
Pero algunas creencias limitantes nos detienen y nos paralizan innecesariamente en lo que queremos convertirnos.
Como el elefante que permanece atado al poste de la cerca, estas creencias limitantes nos mantienen en el lugar sin que nos demos cuenta. Estas son las creencias limitantes que abordaré en este artículo.
Las creencias limitantes generalmente son de tres tipos.
- Creencias limitantes sobre ti mismo: Te hacen sentir que no puedes hacer algo porque algo está mal en tu interior y no te gusta.
- Creencias limitantes sobre el mundo: Te hacen sentir que no puedes hacer algo porque nadie te lo permitirá.
- Creencias limitantes sobre la vida: Te hacen sentir que no puedes hacer algo porque es demasiado difícil.
Voy a repasar algunas creencias limitantes comunes en cada una de estas categorías y luego desde mi opinión y perspectiva explicaré cómo superarlas.
Creencias limitantes sobre ti mismo.
Durante muchos años tuve la creencia que mantener una carrera (correr) constante era imposible para mí.
Hacia mucho deporte de todo tipo hasta que me abandone y descubrí como correr me cambio la vida. Pero hasta entonces en mi mente estaba la creencia limitante de que correr no era para mí.
De hecho la primera vez que salí a correr tendría unos 22 años y estaba físicamente muy bien, hacia full contact, bicicleta, jugaba al futbol, pero mantener una carrera de 30 o 40 minutos se me antojaba imposible.

no te creas que no puedes hacerlo.
La primera vez, me puse a correr como un loco, vamos que parecía que venía un león tras de mí y lógicamente a los dos minutos estaba sin pulmones.
Durante mucho tiempo tuve esta creencia de que correr era imposible para mí. Sin embargo la vida me puso delante que tenía que correr y corrí, vaya que si corrí.
Nada nos detiene como las creencias sobre nosotros mismos. Especialmente porque muchas de nuestras creencias sobre nosotros mismos están cargadas de apegos emocionales, inseguridades e historias que a menudo deben resolverse y pensar el porqué de esa creencia, es un paso previo para que podamos desafiar esas creencias limitantes.
A continuación te voy a mostrar algunas de las creencias más comunes que nos creemos y como podemos atacarlas.
La edad como creencia limitante.
Muchas personas utilizan la edad como excusa para no hacer las cosas que desean hacer.
Hay personas que piensan que son demasiado mayores para volver a estudiar, cambiar de trabajo, empezar a salir de nuevo con alguien que les gusta o incluso simplemente aprender alguna habilidad nueva.
En el otro extremo hay personas que piensan que son demasiado jóvenes para solicitar un trabajo increíble, mudarse a una nueva ciudad o cambiar de trabajo.
Puedes ver cuán absurdas pueden ser estas creencias cuando te das cuenta de que, a veces, las personas mayores y las más jóvenes usan su edad para evitar hacer exactamente lo mismo.
Por ejemplo, algunas personas piensan que son demasiado mayores para iniciar un negocio ... mientras que otras piensan que son demasiado jóvenes.
Los rasgos personales que te paralizan.
A veces pensamos que un rasgo personal nos está frenando en alguna área de nuestras vidas.
- Las personas pueden llegar a pensar sobre ellas mismas que tal vez son demasiado tontas para solicitar un trabajo, una beca, una subvención para iniciar un negocio o incluso simplemente tener una conversación sobre algo “inteligente” con alguien.
- Tal vez pienses que eres demasiado feo para hablar con alguien que te guste.
- Tal vez creas que debido a que tu pierna derecha es un poco más corta que la izquierda, nunca te verás bien en pantalones cortos, por lo que tendrás que sudar tus huevos todos los veranos por el resto de tu vida.
La parte difícil de las creencias limitantes en torno a nuestros rasgos personales es que (normalmente) no podemos cambiarlas.
Así que si decidimos que el mundo simplemente nos odiará para siempre porque somos bajos…pues ya esta, ¡ahí lo tienes! Nos sentiremos condenados por el resto de nuestras vidas.
Tus propios sentimientos y emociones te limitan.
Lo creas o no, a menudo usamos nuestras emociones como base para nuestras creencias limitantes:
- "No puedo conocer gente nueva porque estoy deprimido y no agradaré a nadie". Que pena das ¡por Dios!
- "No puedo volver al trabajo porque me da mucha vergüenza". Métete la vergüenza en el culo.
- "No puedo tener una buena relación porque siempre estoy enfadado y cabreado todo el tiempo con todo el mundo". Coge una piedra y te das en las espinillas hasta que se te pase el enfado.

Te suena alguna de estas, a mí si, me he visto en alguna de ellas.
Pero hay una paradoja dentro de este tipo de creencias limitantes: lo que tenemos que hacer para lidiar con estas emociones es precisamente lo que estamos evitando hacer. No hay más.
No hacer estas cosas es lo que conduce al círculo vicioso de este tipo de creencias limitantes: no hacemos algo que deberíamos debido a nuestros sentimientos actuales, y no hacer nada conduce a más de esos sentimientos. Imagínate. Es la pescadilla que se muerde la cola.
Creencias limitantes sobre tu entorno.
Pero las creencias limitantes no se refieren simplemente a nosotros mismos. También tomamos muchas creencias erróneas sobre el entorno en el que estamos.
Por ejemplo, tuve esta extraña idea cuando era joven. Creía que cualquiera que me hablara solo lo hacía porque quería algo de mí.
De dónde vino esta idea, no lo sé. Probablemente me fui condicionando por pasar demasiados viernes solo por la noche deprimido cuando era adolescente.
El caso es que esta creencia me impidió confiar en las personas durante mucho tiempo, me encerré en mi mismo y me volví más tímido aun de lo que era. Y como no confiaba en la gente, no estaba descubriendo lo equivocada que era mi creencia.
A continuación te muestro otros ejemplos de creencias limitantes sobre el entorno al que sucumbimos:
Desaprobación.
Quizás la creencia limitante más común gira en torno a lo que otras personas nos permiten y no nos permiten hacer.
- "No puedo hablar con ellos porque pensarán que soy raro o que no estoy a su nivel".
- "No puedo dejar la universidad porque mis padres se sentirán decepcionados".
- "No puedo dejar mi cómodo trabajo para aceptar un trabajo con un sueldo más bajo (que aunque disfrutaría más) porque la gente no me respetará".
- "No puedo dejar mi matrimonio de mierda porque donde va a ir una persona como yo, divorciado/a o separado/a con lo cual nadie querrá estar conmigo nunca más".
Si quieres hacer algo y tu primer pensamiento es: "¿Qué pensará la gente?", ya estás perdido.
Por un lado, la realidad es que a la gente no le importas tanto como crees. Están demasiado ocupados preocupándose por lo que otras personas piensan de sí mismos como para preocuparse por ti.
Y en segundo lugar, incluso si no aprueban lo que estás haciendo, ¡que se jodan! Es tu vida, no la de ellos.
No tienen que ir a tu miserable trabajo todos los días. No tienen que permanecer en esa relación insatisfactoria o incluso tóxica en la que estás. No tienen que quedarse ahí paralizados preguntándose "¿Y si hubiese hecho esto o aquello?" durante años y años y años.
Prejuicios y opiniones sobre ti mismo.
Para desgracia del ser humano la discriminación y los prejuicios existen en el mundo.
La gente es racista, sexista y todo tipo de fobias. Y aunque es importante conocer y comprender estas realidades, también hay que tener cuidado de no permitir que te impidan vivir tu mejor vida. Algunos ejemplos:
- "Soy asiático, africano, rumano y a las mujeres no les gustan los hombres asiáticos o africanos, o rumanos, así que nunca encontraré novia".
- "Soy demasiado bajo para pedir trabajo en esa empresa, así que para qué voy a intentarlo, va a ser una perdida de tiempo".
- "Soy una mujer y la gente no escucha las ideas de las mujeres, así que me quedaré callada en las reuniones de trabajo".
Una forma de pensar sobre estos temas es que, si bien pueden ser verdaderos para la sociedad en general, no son ciertos de un individuo a otro.
La única forma de superar estos prejuicios ante la sociedad es que los individuos se defiendan por sí mismos. ¿Por qué no ser ese individuo?
Yo soy tan especial que nadie lo entiende.
La mayoría de los ejemplos hasta ahora han sido de creencias limitantes en las que nos proyectamos de una manera particularmente negativa.
Pero a veces las creencias limitantes pueden hacernos ilusoriamente positivos sobre nosotros mismos. Por ejemplo, a veces pensamos que somos tan malditamente especiales que el mundo simplemente no nos entiende:
- "Quiero hacer música, pero nadie aprecia mis influencias eclécticas".
- "Quiero escribir comedia, pero nadie entendería mi sofisticado humor".
- "Tengo una idea de negocio, pero nadie entiende mi visión".
En realidad, esto es solo una forma perversa de que tenemos algún derecho. Creemos que el mundo nos debe algo porque somos muy especiales, pero el mundo no comprende eso tan especial que tenemos, así que ¿por qué intentarlo? Nunca alcanzaremos lo que nos deben.
El mundo no te debe una mierda. Y yo te pregunto: ¿Qué es más probable?, ¿qué el mundo entero no comprenda que eres un copo de nieve especial y único? O ¿qué tus pedos huelen a gloria y eso te hace especial?

Date un baño de realidad y ponte manos a la obra para cambiar esas creencias que no te llevan a ningún lado. Ponte en acción ya.
Creencias limitantes sobre la vida.
Finalmente, desarrollamos muchas creencias limitantes en torno a cómo se ve una vida "normal". La mayoría de estas creencias giran en torno al tiempo, ya sea llegar demasiado temprano / tarde y qué es real / imaginario.
Perdí la oportunidad.
Este es el tipo de creencia limitante de “alguien ya hizo eso / intentó eso / dijo eso / he estado allí” en el que nos damos por vencidos incluso antes de comenzar.
- Alguien que quiere emprender se queja de que "alguien ya ha construido eso". Pero, ¿alguna vez has considerado el hecho de que otra persona que ya está ganando dinero con algo es en realidad la evidencia de que debes iniciar un negocio y competir con ellos?
- El aspirante a escritor lamenta que su idea haya sido ya escrita. ¡No jodas y escríbelo mejor!
- La divorciada de 40 y tantos años se queja de que ya no hay personas de su edad para iniciar una relación.
Detrás de todo esto está la creencia de que no tenemos suficiente. Vivimos en la escasez en vez de ver la abundancia que hay en la vida.
No hay suficientes clientes, no hay suficientes ideas, no hay suficiente dinero, no hay suficiente tiempo, no hay suficiente amor.
Esto por supuesto, es una mierda. El mundo es un gran lugar. Hay mucha abundancia para ti y para mí y para cualquier otra persona que quiera pringarse e ir a por sus objetivos, solo vale ponerse en acción.
No tengo tiempo.
Posiblemente la excusa más común que veo en las personas, especialmente en aquellas que están considerando un cambio importante en su estilo de vida, como cambiar su dieta, hacer más ejercicio, leer más libros, etc., es esa vieja queja sobre el tiempo:
"Estoy demasiado ocupado. ¡No tengo tiempo! "
La falta de tiempo es la típica excusa barata y sin fundamento, si realmente quieres hacer algo, también encontrarás la manera de buscar tiempo para ello.

Si quieres empezar a correr y dices que no tienes tiempo, quizás debas levantarte una hora antes y salir a correr. Aquí es donde debes mirar el nivel de compromiso con tus metas.
Cuando alguien dice: "¡No tengo tiempo!" Lo que dice realmente es: "¡No me importa lo suficiente!"
Si de verdad te importa algo y lo consideras importante para ti porque sabes que en el fondo te va a aportar ese cambio que quieres en tu vida, reorganizaras tu horario para cumplirlo.
La mayoría de las veces, lo que realmente priorizamos cuando "no podemos encontrar tiempo" es estar cómodos y "seguros".
Caemos en nuestras pequeñas rutinas seguras, nos escondemos detrás de nuestras identidades en las redes sociales que hemos creado y pasamos nuestro tiempo en pequeñas distracciones seguras que no harán temblar demasiado el barco que es nuestra vida.
No creer en cosas que existen o que si existen.
Quizás las creencias limitantes más inquebrantables tienen que ver con lo que realmente existe y lo que no existe. A veces optamos por creer que las cosas son imposibles como una forma de evitar intentarlo y no lograrlo.
- "El éxito es solo un ideal fabricado y creado por la sociedad para controlarnos, entonces ¿por qué hacer algo?"
- "Los humanos son egoístas y siempre te joderán, así que ¿por qué acercarme a alguien?"
Creemos que somos genios y que estamos muy por encima de todos los demás.
Cómo superar tus creencias limitantes.
Si ya es bastante difícil detectar tus creencias limitantes. Es aún más difícil superarlas. Pero se puede hacer.
A continuación, se incluyen algunos pasos sencillos que te ayudarán a empezar.
1. Pregúntate: "¿Qué pasa si me equivoco?"
Generalmente, las creencias limitantes pierden su poder si cuestionamos y consideramos que pueden no ser ciertas. ¿No puedes tener una cita por tu altura? ¿Y si te equivocas? ¿No puedes conseguir un ascenso por ser mujer? ¿Y si te equivocas?
Como ejercicio mental, cuestiona tus propias creencias y encuentra posibilidades alternativas. Ponte a prueba para imaginar un mundo en el que tu suposición sea incorrecta. ¿Cómo se vería eso para ti? ¿Qué te haría falta para conseguirlo?
Por lo general, es mucho menos de lo que crees.
2. Pregúntate: "¿Cómo me sirve esta creencia?"
Nos gusta imaginarnos a nosotros mismos como víctimas de nuestras propias creencias limitantes, pero la verdad es que adoptamos estas creencias porque obtenemos un beneficio oculto de ellas. Beneficio que no vemos ni nos damos cuenta, pero que está ahí, dentro de ti.
El elefante cree que no puede librarse del poste de la cerca porque esa creencia le sirvió en un momento dado: evitó la tensión y la lucha del fracaso.
Generalmente, nos aferramos a creencias limitantes por las mismas razones: para protegernos de la lucha y el fracaso.
Además, a menudo nos aferramos a creencias limitantes porque tenemos un beneficio, nos hacen sentir especiales, santurrones o que merecemos una atención especial.
No es justo que no pueda cambiar de trabajo porque soy demasiado mayor, ¡mírame! ¡Ten piedad de mí!
Las creencias solo se mantienen si nos sirven de alguna manera, averigua cómo te está sirviendo tu creencia y pregúntate si realmente vale la pena o no. Encuentra el beneficio que te da esa creencia.
3. Crea creencias alternativas.
Ahora es el momento de ponernos en modo creativo.
Piensa en formas en las que puedes estar equivocado. Volvamos al caso de la gente que se considera baja (aunque físicamente lo sea).
Tal vez la persona promedio no se sienta atraída por alguien de tu altura, pero no estás tratando de salir con la persona promedio, estás tratando de salir con alguien especial. Y "alguien especial" te encontrará atractivo tal como eres.
Seguro, tal vez eres mayor que la mayoría de las personas que comienzan un nuevo trabajo, pero ¿quién dice que todavía no puedes tener éxito? No hay nada que te detenga más que tu propia mente.
Ahora, obviamente, no es tan simple como elegir una creencia y luego simplemente… creerla.
Lo que estás haciendo es adquirir el hábito de cuestionar tus creencias (pasos 1 y 2 anteriores) y probar otras nuevas. A veces es útil anotarlos. Escribe tu creencia y luego propón 4-5 alternativas posibles a esa creencia limitante.
Esto te obliga a ver que no solo albergas algunas creencias limitantes, sino que tienes opciones. Estás eligiendo qué creer, en cada momento, incluso si no te das cuenta.
Con la práctica repetida de darte cuenta de tus creencias limitantes e imaginar nuevas ideas para cambiarlas, comenzarás a notar los cientos de pequeñas decisiones que tomas en función de tus creencias limitantes sin siquiera darte cuenta.
Comenzarás a notar que las mismas creencias limitantes que te impiden buscar un nuevo trabajo son las que te impiden pedir la comida que realmente quieres comer o usar la ropa que deseas usar, y verás como de ridículo es todo.
Y ahí es cuando tendrás más control sobre lo que elijas creer.
4. Prueba esas creencias alternativas para ver si pueden ser ciertas.
El paso final es tratar estas creencias alternativas como si fueran hipótesis en un experimento. Ahora tienes que probarlos y ver si "funcionan".
Seria como probarse un nuevo par de jeans. Agregar un nuevo ingrediente a una receta. Probar un coche nuevo.
Hasta que no estemos dispuestos a ver si estas creencias alternativas se desarrollan en el mundo real, no podemos estar seguros de qué es verdad y qué no.
La mayoría de las veces descubriremos que en realidad estábamos equivocados acerca de lo que creíamos inicialmente. Simplemente se necesita la autoconciencia para considerar que podemos haber estado equivocados y tener el coraje de salir al mundo y ver si nos equivocamos.
Hay muchas formas en las que podemos ser nuestro propio y peor enemigo. Estamos limitados por nuestras propias percepciones y limitados por nuestra comprensión de lo verdadero y lo falso.
Desafía tu propia comprensión. Prueba nuevas ideas. No has llegado a la plena expansión de ti mismo. Como el universo que se expande, así eres tú, siempre hay espacio para crecer.
Solo asegúrate de no ser el único que evita que suceda lo contrario.
Algunos libros de superar las creencias limitantes.
Modelo ITCL. Identificación y transformación integral de las creencias limitantes.
Algunas personas no están consiguiendo ciertas cosas porque se han construido una paradoja. Esta paradoja implica que están viviendo la creencia de aquello que no les es funcional o que los limita para obtener los resultados que buscan.
Biología de la creencia.
La biología de la creencia es un libro revolucionario en el campo de la Biología moderna. Su autor, un prestigioso biólogo celular, describe con precisión las rutas moleculares a través de las que nuestras células se ven afectadas por nuestros pensamientos gracias a los efectos bioquímicos de las funciones cerebrales.
Con lenguaje sencillo, múltiples ilustraciones, humor y ejemplos actuales, el doctor Lipton explica que los genes y el ADN no controlan nuestra biología; sino que es el ADN el que está controlado por las señales procedentes del medio externo celular, entre las que destacan los poderosos mensajes que provienen de nuestros pensamientos positivos y negativos. De esta manera, nuestro cuerpo puede cambiar realmente si reeducamos nuestra forma de pensar.
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Sobre el autor de este post.

Pepe Mancilla Jimenez
Blogger, experimentador, minimalista, calvo en continuo desarrollo y librepensador.
Me encanta viajar, el deporte, el coaching y muchas cosas más.
Este es mi blog donde encontraras mis vivencias y experimentos para cambiar y mejorar siempre en la vida.
me gusta tu pg..Jorge Bucay .. de mis autores preferidos muy buena la.metafora del elefante..si sabía de ella..Pepe..me gustaría tener tu libro..como hacer para me envíes y eso.. mi e-mail excavacioneselmolino.guajar@gmail.com gracias..y ánimo tu labor..saludo
Al rellenar automáticamente..me ha salido otro correo..q tengo al q quieras contestar me da igual..abrazo
Hola Jose Antonio, me alegro de que te guste. Te mando el libro a tu correo, un saludo y nos vemos.
Me ha encantado, es un reto que tenemos que ponernos. Superar nuestras creencias limitantes
Me alegro que te guste, un saludo