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Entrenar tu mente para correr.
¿Visualización y recitar mantras positivos? Sí, pero hay mucho más que podemos hacer para entrenar la mente para correr.
Desde que empecé a correr, me he dado cuenta de que solo soy capaz de correr la carrera que pienso hacer.
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Es decir, si planeo correr durante una hora, puedo correr durante una hora, y si planeo correr una distancia de media maratón, eso es lo que haré.
No importa la distancia que tenga planeada, una vez que me voy acercando al final de mi sesión o de mi carrera, sé que no hay muchas posibilidades de que vaya más lejos, incluso si mis piernas se sienten frescas.
Solo puedo completar las carreras para las que me he preparado mentalmente.
Planificar mi ruta.
Sin darme cuenta, he estado practicando una forma de visualización desde que empecé a correr. Un día antes de la carrera o ruta por montaña, planeo mi ruta en Google Earth. De esa manera sé la distancia a correr, a dónde ir, y el perfil de elevación.
Simplemente usando la herramienta de construcción de rutas en Google Earth ya he visualizado mi carrera. La forma en que el constructor de la ruta trabaja es colocando alfileres en un mapa. Con cada alfiler que coloco, echo un vistazo a lo que hay alrededor, a las calles que reconozco (si es una carrera local) o un río o laguna si es una carrera o ruta por montaña.
Pienso en el aspecto del camino, ¿tendré que cruzar la calle o el sendero está a la izquierda? Intento recordar todos los detalles de mi ruta planeada mientras salgo a correr.
De esa manera, siento que ya lo he hecho antes y no hay sorpresas. Si fuera a seguir corriendo después del final de mi ruta, necesitaría usar mucha energía mental extra para considerar los detalles. ¿Adónde iré? ¿Cuánto tiempo debo continuar?
Necesitaría asegurarme de conocer el terreno para no tener que terminar con una mala nota al encontrarme con una nueva cuesta o colina empinada.
Planificar una ruta antes de cada carrera puede parecer demasiado trabajo para algunos, pero para mí personalmente vale la pena y es una forma de entrenar mi mente para correr.
No me gusta mucho correr la misma ruta todo el tiempo, así que no suelo repetir la misma ruta como suele hacer mucha gente. Y de esta manera, tengo algo nuevo que mirar durante la mayoría de las carreras. También me ayuda a conocer mejor mi entorno al explorar más allá de las rutas de carrera conocidas.
Este tipo de visualización es muy básica. Se trata simplemente de saber lo que viene a continuación.
Visualiza para correr.
Cuando llegué más lejos y comencé a pensar en cómo me sentiría durante la carrera planeada fue cuando empecé a sentir que realmente estaba entrenando mi mente para correr.
Para ir un paso más allá, imagínate corriendo bien y logrando lo que te propusiste. Recorre la carrera de principio a fin, piensa en cómo se sentirán tus piernas durante la subida a esa cuesta o a esa montaña, y cómo recuperarás el ritmo durante el último kilómetro y terminarás fuerte. Todo forma parte de tu entrenamiento cerebral.
Imagina tu respiración, imagina tu postura y cómo te impulsarás hacia adelante, y mantén tu mente concentrada. Se habla mucho de esta práctica de visualización, así que no le dedicaré mucho tiempo. Pero no olvides abrazarla, es más poderosa de lo que te imaginas.
Rutina y rituales.
La rutina adecuada puede tomar algún tiempo para desarrollarse. Pero una vez que la encuentras, te ayuda a prepararte para la tarea que tienes por delante.
Una rutina previa a la carrera comienza la noche anterior (yo suelo correr por las mañanas).
Preparo mi ropa para correr y mi mochila de hidratación, coloco mi ropa, mis zapatillas para correr y mis calcetines en una silla que está en una habitación donde suelo entrar a meditar.
Cuando me despierto por la mañana, todo lo que veo es esa silla con mi ropa preparada, no hay mucho más en mi habitación.
Con mi ropa preparada, todo lo que tengo que hacer es ponérmela, hacer unos cuantos estiramientos y poses de yoga matutino, ponerme las zapatillas y salir por la puerta.
Si voy a hacer una ruta larga, hago lo mismo, pero en vez de salir corriendo por la puerta, desayuno algo. Un tazón de avena, o un par de tostadas con tomate y aceite, veo algunos videos en YouTube durante una hora para dejar que mi comida se asiente.
Ver el contenido de la carrera me pone de humor, y la energía extra que obtengo de mi desayuno es esencial para mí en carreras largas. Al principio, no estaba seguro de qué comer, cuándo comer, o si comer en abundancia.
Probé un montón de cosas diferentes y tuve un montón de malas carreras antes de encontrar lo que funcionaba para mí. (Una vez comí churros 30 minutos antes de una carrera de montaña de 11 km, el resultado fue desastroso)
Ahora que lo sé, se ha convertido en mi ritual. Hacer los movimientos de mi rutina previa a la carrera me da calma y no requiere de ningún poder cerebral. Es mi forma perfecta de preparar mi cerebro para una carrera.
Auto-diálogo.
Si la carrera o la ruta se pone dura y difícil, significa que estás trabajando duro y esto también es entrenar la mente para correr.
Cuando las cosas se ponen duras durante una carrera, quiero estar agradecido por el desafío.
Pienso en mi objetivo, en lo que estoy entrenando, y me recuerdo a mí mismo que el tipo de reto al que me enfrento ahora mismo, es exactamente lo que necesito para ser más fuerte y capaz de lograr mi objetivo.
Intenta recordar otra vez que te esforzaste durante una carrera, pero aún así lograste terminar lo que te propusiste.
Recuerda que estar cansado o desafiado ante ese reto no significa que el mundo se desmorone, aún puedes rendir y correr bien cuando estás cansado y desafiado.
Cuando creas que no puedes más, es que puedes un poco más.
Sentir la fatiga.
Hay muchas investigaciones que demuestran que nuestra mente puede anular nuestro cuerpo.
Cuando nos sentimos fatigados, a menudo es una percepción de fatiga en lugar de un completo agotamiento de la energía. Lidiar con la fatiga percibida para mí es la parte más difícil de correr.
Algunas personas escuchan música como una herramienta para distraer su mente de la fatiga, y funciona. Personalmente elegí correr sin auriculares ni música y en su lugar uso la meditación durante mis carreras.
Meditar y correr tiene los mismos efectos sobre la fatiga que las distracciones, se trata de decidir deliberadamente dónde y cómo enfocar tus pensamientos.
Tenemos más energía dentro de nosotros de lo que nos damos cuenta. Por supuesto, también necesitas preparación física, pero nuestra mente decide si podemos acceder a ella, y a cuánto podemos acceder.
Parece que nuestros cerebros están conectados de tal manera que evitan que agotemos completamente nuestras reservas de energía, tiene sentido, ¿verdad? Ahora que lo entiendo, puedo hacer pequeños tratos conmigo mismo con el objetivo de ir un poco más lejos.
Perfecciona tu capacidad de escucha y aprende a entender las señales que recibes de tu cuerpo. ¿Es un dolor bueno o malo? ¿Es una molestia debida a un sobre-esfuerzo, o estás a punto de lesionarte? Una vez que hayas dominado tu capacidad de escucha, y hayas adquirido una buena conciencia de tu cuerpo, sabrás cuándo puedes salir adelante y cuándo necesitas realmente detenerte.
Todo esto es entrenar tu mente para correr más y mejor en tus próximas salidas.
El entrenamiento físico es un entrenamiento cerebral.
Aparte de la visualización, que puede hacerse en cualquier momento y en cualquier lugar, el entrenamiento de nuestro cerebro ocurre durante nuestro entrenamiento físico.
Es cuando estamos devorando los kilómetros cuando podemos desafiar nuestro auto-dialogo y adoptar mantras positivos.
Es cuando duele que podemos aprender a escuchar a nuestros cuerpos y empezar a entender dónde están los límites.
Empieza a recitar tus mantras positivos, usa el efecto primming, imagínate aplastando tus carreras y aprende a entender tu fatiga. Aún puedes rendir y correr bien cuando estás cansado, no lo olvides.
Cuanto más empujamos a través de lo que una vez pensamos que eran nuestros límites, más fuerte se vuelve nuestro juego mental. Todo lo que realmente necesitamos hacer para entrenar nuestra mente y nivelar nuestro juego mental es simplemente seguir corriendo.
Correr es difícil, especialmente al principio. Pero, a medida que te vuelves más consistente, y comienzas a desarrollar tu potencial, un efecto de bola de nieve entra en juego.
A medida que corras más y más rápido, tu cerebro comenzará a entender tu capacidad de rendimiento. Con esa creencia en ti mismo, irás más lejos y más rápido, y seguirás yendo más allá de lo que una vez pensaste que era posible.
Sobre el autor de este post.
Pepe Mancilla Jimenez
Blogger, experimentador,minimalista,calvo en continuo desarrollo y librepensador.
Me encanta viajar, el deporte, el coaching y muchas cosas más.
Este es mi blog donde encontraras mis vivencias y experimentos para cambiar y mejorar siempre en la vida.
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