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7 Trucos para odiarte un poco menos.
¿Quién no se ha autocriticado, odiado, repugnado a sí mismo alguna vez?
Yo, lo confieso, muchas veces me he odiado y aún lo hago, menos que antes, pero de vez en cuando caigo en las redes del autodesprecio y del odio a mi mismo.
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Después de pensarlo bien, no hay nada de malo en el odio hacia uno mismo, de hecho forma parte de la condición humana. Lo que si debemos es saber gestionar ese autodesprecio que tienes hacia ti mismo.
¿Por qué nos odiamos a nosotros mismos?
El odio, especialmente dirigido hacia ti mismo, es simplemente una de las muchas emociones negativas que tenemos.
Es un mecanismo de retroalimentación que te dice que las cosas no van muy bien en tu mundo. Todos tenemos sueños que no hemos logrado cumplir, hacer cosas que deseábamos hacer y no hicimos, formas de ser diferente que nos hubiese gustado ser.
Odiarnos cuando suceden este tipo de cosas es algo normal.
El odio a uno mismo, como ocurre con todas las emociones negativas, solo se convierte en un problema cuando no sabes cómo tratar con él.
Tratar con el odio hacia uno mismo.
Algunos de nosotros tratamos con nuestro odio a nosotros mismos evitándonos. Caminamos sonámbulos por la vida, nunca tomamos decisiones serias, seguimos a los demás y evitamos las tareas, retos o problemas difíciles.
Algunos de nosotros lo enfrentamos adormeciéndonos con sexo o drogas, obsesión o distracción.
Otros divagan entre un pasado y un futuro que los machaca y hace crecer su auto odio, evitando de esta forma vivir el momento presente. Porque es desde el presente como podemos atacar ese odio hacia uno mismo.
En fin, cada loco con su tema.
Señales que revelan el odio hacia ti mismo.
- La primera y la reina de todas: Crees que eres un pedazo de mierda.
- Piensas que otras personas te están juzgando constantemente y vives con el miedo de que te descubran por el fracaso de persona que eres.
- No pones límites en tus relaciones y siempre estas a disposición de los demás.
- Tu vida es un desastre, pero no tienes tiempo para arreglarla porque el trabajo, tus amigos, el calentamiento global, la crisis, el gobierno, etc. es más importante.
- Siempre encuentras un momento para darte el atracón de cerveza, whisky, Netflix, PlayStation, sexo, etc.
- Te cuesta empatizar con los demás y con la vida que tienen.
Si eres auténtico y honesto, es probable que te reconozcas en algún punto de la lista anterior. Tal vez incluso en todos, de hecho yo me he reconocido en todos en alguna etapa de mi vida.
Y eso está totalmente bien. De hecho, sería preocupante si no lo hicieras. Eres un ser humano y como te he dicho el odio hacia uno mismo es algo normal en tu vida y por lo que todo el mundo pasa.
Odiándote menos.
El objetivo que pretende este artículo no es que dejes de odiarte, creo que eso no es posible. La única forma de hacerlo sería quitarnos la conciencia y convertirnos en psicópatas. Y no queremos eso.
Tampoco recomiendo reprimir el odio que sientes hacia ti cubriéndolo con una falsa autoestima.
No, la solución es simplemente minimizar nuestro odio a nosotros mismos, primero tomando conciencia de él y luego aprendiendo a moldearlo y controlarlo.
El objetivo aquí es controlar nuestro odio hacia nosotros mismos, para que no termine por controlarnos a nosotros.
Es por eso que este artículo se llama "7 Pasos para odiarte menos" y NO "Cómo dejar de odiarte a ti mismo para siempre y ser una persona perfecta".
No puedes eliminar el odio hacia ti mismo y tampoco hay una persona perfecta.
Aquí te propongo siete pasos para odiarse un poco menos a ti mismo y aprender a manejar mejor tú autoodio para que no te conviertas en un maníaco-depresivo.
Aprende a decir "NO" de una vez.
Cuanto más te odies a ti mismo, más intentarás complacer e impresionar a las personas que te rodean todo el tiempo.
Después de todo, si crees en secreto que eres un pedazo de mierda, entonces podemos deducir que sobrevaloras lo que otras personas piensan de ti e inconscientemente dedicarás todos tus esfuerzos a manipularlos para que piensen que no eres la persona tan horrible que secretamente eres debido al odio que sientes por ti mismo.
La palabra "sí" recibe mucha publicidad en estos tiempos, pero quiero recuperar el poder de decir "NO".
Decir que NO es bastante impresionante cuando sabes cuándo y cómo decirlo correctamente.
Dices que NO a hacer un montón de mierda sin sentido que no crees que sea importante en la vida.
Le dices NO a las personas que traspasan sus límites y piden el tiempo y atención de otras personas, por ejemplo tú.
Dices NO para dejar claro a los demás cuál es tu posición y qué toleras o no toleras en tus relaciones. No es genial. A mí por lo menos me lo parece.
Decir estos NO es difícil, por supuesto. Eso es porque la capacidad de decir un NO saludable requiere un cierto grado de respeto por uno mismo y cuidado personal.
Pero decir NO a las personas y cosas que dañan tu vida en lugar de impulsarte a crecer como persona es a menudo el primer paso para aprender a amarse y cuidarse a sí mismo.
Ah, y por supuesto, también aprendes a decirte a ti mismo que no, a disciplinarte y a mantenerte a raya, a recordarte que no lo sabes todo o ni siquiera sabes qué mierda estás diciendo o haciendo la mitad de las veces.
Deja de masturbarte todo el maldito tiempo
No, no me refiero a que dejes de tocarte tus partes nobles. Aunque si lo haces unas 10 veces al día, quizás debas reducirlo un poco.
Me refiero a la masturbación en un sentido figurado, es decir, a todos esos hábitos superficiales de autocomplacencia que te permites con regularidad.
Ya sea comiendo 5 postres de más, o quedándote despierto hasta las 4 de la mañana intentando subir de nivel en Fortnite, tragándote una serie de Netflix de una tacada en una sola noche o mintiendo a tus amigos/as y diciéndoles que te tiraste a esa/e rubia/o el sábado pasado, cuando en realidad te emborrachaste tanto que no te tenías en pie y acabaste durmiendo en posición fetal en el asiento trasero de tu coche.
Todo esto te hace sentir bien, pero solo por un tiempo.Son cosas que no tienen mucho sentido y que finalmente aumentaran tu odio hacia ti mismo y acabara por consumirte.
La verdadera lección aquí es aprender a autorregular este tipo de mierdas. Una vez más, se trata de saber cuándo decir que NO a uno mismo. Haz que estos caprichos sean la guinda de tu pastel. No el pastel en sí.
(Y no, no puedes comerte el pastel entero).
Exponer el odio que sientes hacia ti
Normalmente, las cosas que más odias de ti mismo son las que ocultas al resto del mundo. Son las cosas que crees que harán que la gente te rechace, te hiera, te señale y se ría de ti.
Pero estos temores suelen ser creencias sin fundamento. Porque a menudo las cosas que odiamos de nosotros mismos son las mismas que los demás odian de sí mismos.
Es como una partida de póquer en la que todo el mundo piensa que tiene la peor mano y tiene miedo de jugar porque está convencido de que va a perder, así que todo el mundo se limita a esconder sus cartas porque le da vergüenza.
La ironía aquí es que el amor se logra más a menudo al encontrar a alguien que abraza e incluso adora esos aspectos más profundos y oscuros de ti, y tú abrazas e incluso adoras los aspectos más profundos y oscuros de otra persona.
Lo que quiero decir es que hay que compartir esa mierda para sanarla.
Abrirnos a los peores rasgos de nosotros mismos, admitirlos y compartirlos, produce la mejor confianza e intimidad.
Perdona a las personas, incluyéndote a ti mismo
Se habla mucho del perdón, pero en la cultura actual y en los tiempos que nos toca vivir no parece que mucha gente lo practique.
Perdonar significa reconocer que "vaya mierda lo que ha hecho" y seguir queriendo a la persona (o a uno mismo) a pesar de ello.
¿Cómo se hace eso, exactamente?
Reconociendo las buenas intenciones o, al menos, la ignorancia que hay detrás de la mayoría de las malas acciones.
Por ejemplo, la mayoría de las personas no hacen cosas malas porque sean malvadas, sino que las hacen porque no conocen nada mejor o porque creen erróneamente que lo que han hecho estaba justificado.
A menudo ayuda recordar tus propios fallos e ignorancia cuando perdonas a otra persona por los suyos.
Y por eso es tan importante enfrentarse a tu propio odio hacia ti mismo.
Cuanto menos seas capaz de reconocer y aceptar las partes de ti mismo que no te gustan, menos podrás perdonar y dejar de lado los errores de los demás. Y más imbécil, gilipollas, rabioso y juzgador de otros serás.
Permítete fracasar de vez en cuando
Tu amor propio no es proporcional a cómo te sientes con tus éxitos.
Tu amor propio es lo que sientes por tus fracasos. Una persona que se ama y se cuida a sí misma no tiene una necesidad enorme de hacerlo todo bien a la primera.
Al contrario, está más que dispuesta a ensuciarse y a meter la pata porque entiende que de ahí viene el verdadero crecimiento y desarrollo personal.
Tus diálogos internos, positivos y negativos, son una mierda.
Saber esto supuso un gran cambio en mi vida.
Darme cuenta de que todas las cosas desagradables y horribles que me decía a mí mismo eran falsas, y, que todas las cosas increíbles y estupendas que me decía sobre mí mismo probablemente también eran falsas.
El hecho es que no sabes lo que es verdad sobre ti mismo o cómo te mides con el mundo.
En tu cerebro habita un loco que no para de hablarte y no se puede confiar en él.
El hecho es que no eres tan especial, y eso es algo bueno. Ser especial crea expectativas irrazonables, y las expectativas irrazonables crean una variedad extra de autodesprecio y odio hacia uno mismo cuando no son alcanzadas.
Coge la ambición o el fracaso más importante de tu vida y pregúntale a un niño de cinco años qué piensa de ello
Seguramente se reirán y te pedirán que juegues con ellos a los caballitos. Y su respuesta será totalmente apropiada y correcta.
Porque, tanto si estás intentando curar el cáncer, como si descubres la energía de fusión fría, quieres resolver el calentamiento global o la cuadratura del círculo, sigues siendo humano, y todavía tienes la capacidad de conectar, empatizar y jugar con la vida que se te ha dado.
Y te puedo asegurar que los niños de cinco años tienen una capacidad increíble para recordártelo.
A un niño/a le importan una mierda tus planes de vida, tus fracasos o tus éxitos.
Supongo que a lo que quiero llegar con todos estos pasos es a desarrollar una sana práctica de humildad.
Sí, humildad. ¿Con qué frecuencia escuchamos esa palabra en estos días?
El denominador común de todo el odio a uno mismo es un sentido exagerado de la importancia que le damos a todo.
O bien piensas que todo en tu vida es lo peor de la historia, o que todo lo que haces debe ser lo mejor de la historia para compensar.
Y nada de lo anterior es cierto. Maria, la niña de cinco años, lo entiende. Por eso te ha pedido que seas un caballito o juegues con ella a pintarte las manos.
Pero en lugar de eso, intentas explicarle cómo vas a solucionar el calentamiento global o la cuadratura del círculo en el reverso de una servilleta.
Pero cállate un momento, sé un caballito y disfruta del momento.
Sobre el autor de este post.
Pepe Mancilla Jimenez
Blogger, experimentador,minimalista,calvo en continuo desarrollo y librepensador.
Me encanta viajar, el deporte, el coaching y muchas cosas más.
Este es mi blog donde encontraras mis vivencias y experimentos para cambiar y mejorar siempre en la vida.
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